domingo, 1 de noviembre de 2009

El adiós de la cucaracha


El día me ha declarado la muerte
y la vieja escuela me ha cerrado las puertas,
sin la identidad de un número en serie,
evoluciono en algo raro, pestilente, amargo,
esclavo de las bajas costumbres,
el opio, la psicodelia y la carne negra;
en eso me convierto,
en una base nauseabunda de sesos furiosos,
que aclaman tanto al cielo como al dueño del infierno

Vida y muerte brindan carne negra,
sin piedad las cucarachas se trasladan al infierno de los políticos,
mi sombra ya no es mi sombra,
tu futuro se ha quedado sin camino;
ese es el rumbo de los perdidos amigo mío,
de nuestros antiguos maestros y enemigos,
amantes de las armas y el blues desinhibido,
del sexo asexuado,
del rock sin valores,
de aquella ostia putrefacta que nace de lo prohibido,

Comiendo y bebiendo me retiro,
no es por que se me acabaran las ideas,
es porque tú ya haz partido al infierno de los vivos,
a la vieja sangre muerta que no te paga en efectivo,
mientras tu única luz es una luciérnaga preñada de serpientes,
de pecado y muerte,
de fin y prejuicio,
de razón y poco de motivo,

La vida ya no da sorpresas
cuando observas que hay fuera,
el dia y la noche siguen en lo suyo
cosa que ya no es asunto tuyo...
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