Oíd bien lo que a voz digo: ¿Crees tú que el fin del mundo, será en el “final de los tiempos”?. ¿Crees realmente, que todo cuando conocemos y conoceremos desaparecerá más allá del firmamento? Sinceramente, ¿te atreves a concebir una blasfemia tan fuerte y recurrente?, ¿realmente el ser humano sabe cuando será el fin del mundo, o por qué ha de llegar? Pues yo veo otro fin del mundo uno que inicia cuando vemos al mendigo en la calle y ni siquiera su dolor te duele, uno más cuando la mujer que, de placer, gime a tu lado no es tu esposa, uno más cuando vendes los secretos de tu mejor amigo, de tu padre, de tu madre, de tu hermano, de tu nación; uno más, cuando sigues pensando que te respetan cuando en verdad te temen, uno más cuando aquella vez le gritaste a tu madre o golpeaste a tu padre, uno más cuando pudiendo ayudarlos no lo hiciste, uno más cuando los decepcionaste, uno más cuando no los escuchaste, uno más cuando sólo pensamos en nosotros y no en los demás, uno más cuando pensamos sólo en los demás y no en nosotros, uno más cuando odias a una persona que te ama, uno más cuando deseas no haber nacido en esa casa, con esos padres, con esos hermanos, en esa ciudad, en este tiempo, en este mundo; uno más cuando te alegra el dolor ajeno o te duele tu alegría, uno más cuando pensamos en un vestido, en un auto, en un paseo, en banalidades materiales cuando el mundo piensa en un mejor mundo. El fin del mundo más grave, es el que anuncia el ser humano, él que se cree tan científico o tan filosófico, él que cuestiona por vanidad o simple sentimiento de superioridad, él que cree matar a Dios, cuando en realidad sólo trata de evadirlo, porque Dios es cada partícula del universo y cada pensamiento del tiempo. El fin del mundo, ha ha ha, que mera ilusión platónica, el fin del mundo, es una constante en el tiempo, que finalizará sólo cuando aquél, que si sabe cuando moriremos, así lo decida.
(Jomabole)
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