viernes, 23 de julio de 2010

Momento perfecto

La noche ruge en su melodía propia y con esto la mente más hermética comienza a volar y a retorcerse dejando huellas en el aire, manchas de luz que parecen mecerse guiadas por un director de orquesta agonizante en su último repertorio. La noche canta y espanta las moscas que continuaban siendo las dueñas del cerebro inerte que ahora se incorpora para llorar y caer en conclusiones propias de un alma condenada. La obscuridad nos permite elevar a lo más alto la mirada y comprender el infinito como la razón de la desesperada sensación que en estos momentos pone en marcha el gran mecanismo, el alma abre la boca, es aquí cuando por alguna extraña fuerza comenzamos a ser nosotros mismos de pies a cabeza. ¿Qué es aquello que atraviesa la noche en busca desesperada de tus ojos?, y que con gran sutileza sostiene la luz que te alumbra, y te llena de miedos, de incertidumbre, y que rompe la noche como un cristal para revelarte el más puro secreto de un momento dorado que brilla con luz propia. No hace falta nada más, es el tiempo de los deseos clamorosos, el presente se postra ante ti y agacha la cabeza ofreciéndotela vencido.
Encerrado en ese momento con paredes de una música extraña que parece alcanzar tus dedos fríos e inmóviles, eres testigo de algo que pudo ser perfectamente un sueño, y que sabes que pronto terminará, la luz se apagará lentamente, y se puede ver cómo el tranquilo espectro se va consumiendo como una cerilla atada a su hambriento fuego que baja y encorva todo lo consumido. Fuego que arrasa lentamente la esencia del arlequín que sonríe, tierno, inocente en brazos de la noche.
Sólo queda esperar el silencio otra vez, la muerte momentánea del cerebro que sigue viviendo este momento, esperar el retorno de las moscas, esperar que la llama se consuma y con ella la esencia de quien ahora es sólo cenizas. La sonrisa que antes veía se ha quedado plasmada a contra luz dentro de mi resignada alma que ahora vuelve a sus ataduras, está terminando esta melodía y la obscuridad vuelve a gobernar debajo de tus ojos, otra vez el silencio es dueño de todo, ha pasado el momento perfecto.

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