sábado, 26 de septiembre de 2009

El infierno de la lujuria


Extracto robado de La Divina Comedia

Me volví en tanto para hablarles;
y así dije: "Francisca, tus martirios,
triste y con piedad lagrimear me hacen.

Mas di: cuando el dulce suspirar,
¿en qué y cómo permitió amor
que el incierto deseo conociérais?"

Y ella a mí: "Y no hay dolor más grande
que de los felices días el recuerdo
si hay pena; bien lo sabe tu maestro.

Pero si conocer el nacimiento
de nuestro amor tanto te interesa,
ya, presa del llanto, he de decirlo:

Pues que por placer leíamos cómo
fue del amor esclavo Lanzarote:
sin recelo en soledad estábamos.

Más de una vez los ojos la lectura
suspendieron, demudado el rostro;
mas hecho hubo que logró vencernos.

Al leer que la sonrisa ansiada
el beso recibió de aquel amante,
él, que nunca de mí apartado sea,

temblando en la boca me besó.
Galeoto y el autor el libro fue:
y ya nunca la lectura proseguimos".

Y si una de las almas lo decía,
otra lloraba; así que piedad
hizo que yo la muerte ya sintiera,
y caí como el cuerpo muerto cae.

Cuando Dante Alighieri escribió La Divina Comedia narró al detalle la vida de un mundo paralelo que todo buen cristiano tendría que recorrer. El cielo, el purgatorio y el infierno eran configurados para los buenos y los malos hombres. La justicia se ceñía desde el cielo y le otorgaba un sentido más a la vida mundana.

La muerte era otro vivir, uno más terrorífico para la mayoría. Héroes épicos eran pecadores mortales que habrían de pasar diversas torturas antes del Juicio Final. Todos reunidos sin coronas, todos castigados al igual. Una justicia de terror.

Si la justicia detrás de este mundo existe debe ser divina porque requiere ser perfecta, pero ¿acaso será sólo una comedia o podrá ser una tragedia?

0 comentarios:

Publicar un comentario