- Hoy no puedo destruir la mentira.
- No necesitas hacerlo, solo basta que me creas.
Aquel día al despertar, ellos hicieron el amor, acaso como bestias mundanas insensatas, alojadas de carnes sin comunión humana, sin vértigo acomodado. Él se atrevió a mirarla (tan solo por instantes), sin vacilación, con detenimiento y no pudo ocultarse; mostró hastío, cansancio, aturdimiento. Cuán intensos y rudos seguían los movimientos, pero en ambos, desde aquel momento, el amor estaba pensativo…
Por : Masterio
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