Hablar de Armando Robles Godoy, es hablar de un personaje que trascenderá en el camino del arte peruano; es también hablar de raíces tan puras del arte y la música, pues Armando Robles fue hijo del famoso musicólogo peruano Daniel Alomías Robles, hombre que se adentró a lo más profundo del Perú andino y redescubrió las notas inmaculadas de la grandiosa cultura Inca, creando obras de arte como “El cóndor pasa” y muchas otras más.
Era necesario conocer, aunque sea, una parte de la vida familiar de Armando Robles Godoy, para entender el pensamiento de este gran hombre. Al igual que su padre, Armando Robles tuvo la irreverencia y la decisión de ser realizador de ideales tan sublimes de un ser humano, como pocos.
Creador de un estilo irreverente, artífice de su pensamiento y pintor de sus sueños, logró forjar lo que ahora llamamos CINE, en el Perú; logrando no sólo consolidar una línea de nuevos cineasta y fotógrafos sino dejando una huella peremne en el séptimo arte mundial.
Cineasta, escritor y periodista. Robles nos dejó sus largometrajes: “La muralla verde”(1969), “Espejismo”(1972) o el “Cementerio de elefantes”(1973). Sus películas son consideradas visionarías; un caso especial, es el representado por “La muralla verde” que muestra el drama nacional y que muestra a la selva en todos sus aspectos, un detalle también a destacar es el sonido, la mezcla de emociones y significados son un conjunción perfecta, en la obra del cineasta más grande que hemos tenido hasta hoy.
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