Luego de la erupción quedó con las piernas atrapadas bajo los escombros de su casa -la cual había aplastado a toda su familia-. Los bomberos sólo tenían dos opciones: amputarle las piernas (lo que podía ocasionarle la muerte) o extraer el agua con una máquina moto-bomba.
Omayra murió luego de tres días de agonía.
Fotografía: Frank Fournier
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