lunes, 29 de diciembre de 2008

Lluvia, dulce aguacero.


Suena el beso de dos truenos y con ellas el suspiro lejano del oeste,
los cantos de acuarela cuando pasa la reina,
cae en mi desierto flores de primavera.


Riega dorsales gotas de despedida en el lecho
de un horizonte seco, humedo aguacero,
victoria gloriosa; donde se siente el olor a polvo fresco.


Dime callada, háblame sobre ella, rosame tierna,
gotas de esperanza, que germina en mí la rosa, donde crece la hierba,
donde nacen ilusiones,tú, cuando me tocas, todo haces valle.

Mi dulce aguacero, lloras conmigo esta tarde
felices tus gotas que conmigo están
y siempre, siempre, las que no volverán...

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