Yo escribí en abril
donde todo era sombra
al borde del umbral
de una escondida pluma.
Llantos escuchaba
en prosa o en verso
mi voz de nostalgia
compartían el sufrimiento.
Si me era indiferente
el alba del amor!
yo de cantarle
nunca dejé al candor!
Escogiendo un camino
donde las piedras lastimosas
eran de inerte frío
y mi alegría eran lacrimosas.
¿Mi vida? un cuento de suspiro
el de morir creyente
a un canto de ideal liberto
fiel a mi tierra y combatiente siempre.
Si hay un niño que espera
la sangre sacrificio clamará.
Si hay una madre que llora
las manos labrarán justicia.
Y, en el prado soñador
juntaré las manos y daré fuerza
entonces la fe no he de perder
para sembrar una sonrisa.
En aquel día, el río me llevará al morir
pero lo escrito ha de cantarse en coro
por los niños que en el prado han de jugar
en el verde, donde mis pasos no han de volver.