A 40km/h mi lengua
mis ojos, mi pulmón
mi cerebro y mis riñones
a 40km/h
una mujer
recostada en mis hombros
A esa velocidad
nuestra historia
no tiene registro
Del dolor no sabe nada.
Es la tristeza
desparramada
como un río furioso
inundando calles
o como el amor celeste
que de la luna cuelga.
Escrito por: Roy Dávatoc, escritor peruano expresivo, directo, a veces amable, explosivo, y duramente enamorado. Te recomendamos visitar su blog, Pájaro Salvaje.
1 comentarios:
La impulsividad expresiva lleva muy a menudo implícita la contradicción, rasgo muy humano.
Un deshojado y bello poema.
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