Hija, ¿De qué enfermedad te has muerto?
Botando su hilado, había corrido mi mamita a abrazarme con qué emoción, con qué cariño.
Varias mujeres que pastoreaban con ella un rebaño de ovejas de lana blanquísima, se acercaron también a darme la bienvenida.
- De pena, mamita, de pena me he muerto.
Ahí fue que llorando le conté de mi Liborio, de sus padecimientos en esa guerra y del viaje hacia Chavín de Huántar, la raíz del mundo, según me lo había hecho saber el padre Auquimarca.
-¿Y quien fue el padre de tu hijo? ¿Alguno de nuestros paisanos?
- Fue hijo de Pedro Orcco, mamita-le dije-, el dios de la montaña de nuestro pueblo.
-¿El wamani?
- Sí, el wamani.
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Eran los años ochentas y el Perú había sido dividido. Desde la costa la economía se desinflaba y desde la sierra el Perú se desangraba. Habían serranos y costeños, había demasiada distancia. El dolor no llegaba a la capital y los muertos sólo se contaban.
Parafraseando a Borges: El hecho que refiero pasó
en un tiempo que no podemos entender.
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Óscar Colchado tiene su novela cumbre y se llama Rosa Cuchillo, narra una historia andina desde la vida y desde la muerte, con el respeto y la ovación a ese mundo andino y a ese deidad llena de pachas y taitas. Toda un exquisitez literaria, que llena nuestros propios vacíos.
Un buen elogio a Rosa Cuchillo, aquí.
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