domingo, 10 de mayo de 2009

Jazz'World

-La inocencia se nos es arrebatada mientras tengamos algo que nos sorprenda, que nos maraville. A veces parece que lo pequeño es pequeño, pero eso sólo significa que todavía no hemos aprendido a ver-.

(Dibujo: Carlos Rafael Beizaga)

laSONata





(¿Jomabole?)

UNiVrSO

Me atrapa tu amor


Abrazar a la mañana altiva

Y descubrir la cálida vida,

Despiertan en mi alma cautiva

El sentimiento de amor a tu vida.


Respirar el aroma desierto

De una rosa sin tu esencia

Se hace tan incierto

Como vivir sin tu presencia.


No existe ya la noche

Si a tu luz se esconde,

Como un vil fantoche,

El sol que no responde.


Eres genial como sutil,

Siempre tan gallarda

Y en exceso gentil,

Por ello Dios te guarda.


No tengo miedo, ni pavor

Porque me das mucho valor,

Y aunque no tenga tu candor

Hoy y siempre: Me atrapa tu amor.


(¿Jomabole?)

sábado, 9 de mayo de 2009

Un Minuto para Joao Sevivas


Es preciso tan poco para ser feliz

Es preciso tan poco para ser feliz
Y cuando somos
Lloramos por ese poco
Que nos hace feliz
Queremos mucho más
Doblar el triple soñando
Multiplicar siempre más
Ser la flor, el color y el peso que camina
Ir más allá, para buscar
El grande, el más grande
Que estaba siempre de nosotros
En los callos de nuestra vida

Dejen seguir a los que no tiene destino

Dejen seguir a los que no tienen destino
Los que van solamente por ir
Sin tener donde estar
Siembran sus pies
Entre ellos va el horizonte el sol y la lluvia
Cuando fueron árboles serán caminos
Cuando fueron caminos serán alas y deseos
Dejen avanzar los pies descalzos
De asientos
Déjennos ir
Déjennos volar

Aquel niño

En cuclillas
Como sus padres
Ese niño adivinaba
Botones de rosa donde crecían migajas
Entre los piececitos descalzos guardaba
su fiesta
Los dedos desmenuzaban aquellas sobras
de pan de maíz
Mientras los ojos y el hambre
jugaron a las escondidas

Terra
Escrito por: Joao Sevivas
Recomienda: Abel del Valle

jueves, 7 de mayo de 2009

La Plaga


La del virus que muta, se extiende y mata a media humanidad, ha sido siempre una de nuestras pesadillas favoritas. La gran civilización judeo-cristiana tiene grabada a fuego en lo más profundo de su genoma cultural la amenaza de la plaga bíblica, y aguarda siempre su llegada. Respuesta divina a nuestros avances, muchos disfrutan torturándose en su convencimiento de que las pandemias son el resultado último de manipulaciones alimentarias o de tejemanejes de compañías farmacéuticas perversas. Si a ello añadimos el ingrediente de algunos medios de comunicación obsesionados en mantener la tensión informativa, la Gran Plaga está servida. Hay pandemias miles de veces más mortíferas que cualquier gripe mexicana, y pandemias bíblico-mediáticas.
Entre las primeras, la cardiovascular, causa de casi el 40% de todas las muertes en los países desarrollados y en la que influye de manera determinante el tabaquismo. Si la gente fuese consciente del desastre sanitario que supone el hábito de fumar, entraría en los bares con mascarilla. La decisión del gobierno español de permitir fumar -al contrario que en casi toda Europa- en algunos lugares públicos como cafeterías tiene, en ese sentido, consecuencias mucho peores que las que jamás tendrá la última pandemia mediática. O dicho de otra forma: entrar con mascarilla en los bares españoles tendría resultados sanitarios más apreciables que hacerlo ahora en, digamos, cualquier lugar público de México. Días atrás, parado en un semáforo, contemplé una escena representativa de esta esquizofrenia sanitaria moderna: una pareja joven esperaba en su coche a que se pusiese en verde. Él, al volante, fumaba y parecía seguir atentamente lo que decían en la radio, mientras en el asiento del copiloto ella sostenía en su regazo a un bebé. Se concentraban allí dos elementos letales de primer orden como el tabaco y las graves infracciones de tráfico, pero, ¿saben qué absorbía tanto la atención de los dos adultos? Pues la última hora de la radio sobre la gripe mexicana, claro.
Las pandemias mediáticas funcionan en términos sociológicos como el circo de los romanos, desviando la atención sobre aquello que mata de verdad a nuestro alrededor, y que, por ser cotidiano, despreciamos. Si estuviéramos en la Edad Media, ya estarían navegando los pobres e inocentes acatarrados, perseguidos ahora por nubes de fotógrafos, hacia las islas de las cuarentenas. Navegando en un barco como el Kruzenshtern, el imponente buque-escuela de la Armada Rusa que estos días recalaba en la ciudad donde vivo. Fui a verlo, con mi mujer y mi hijo. En medio de la creciente multitud, le pedí a un hombre si podía hacernos una fotografia. Accedió encantado, y al intercambiar cuatro palabras de rigor descubrí que era mexicano. Cuando se fue, observé la cámara, confundido tras mi curiosa puntería. Las pandemias mediáticas es lo que tienen, que a todos terminan alcanzándonos. Por lo demás, la foto salió muy bien, y seguimos felizmente vivos.

Escrito por Álvaro Otero a las 11:39


miércoles, 6 de mayo de 2009

Un segundo para Amedeo

"Pintare tus ojos el dìa que descubra tu alma"
- Amedeo Modigliani

Retrato de su amada Jeanne Hébuterne, un joven Modi acostumbrado a no detallar los ojos, como último aliento nos deja el sueño de toda su historia, descubrio y le dio un sentido a su humanidad . . .

PD: Estuve escuchando a Violeta Parra.

Posteado luego de mil dìas por: NunaWAYRA

martes, 5 de mayo de 2009

Semblanza de humano


La repugnancia que inspiro a mis amantes se troca en atracción, e incluso en delirio, una vez que -con ayuda del alcohol o la droga casi siempre- vencen la prevención inicial y aceptan trenzarse conmigo sobre una cama. Las mujeres llegan a amarme, incluso, y los chicos a enviciarse con mi fealdad. En el fondo de su alma, a la bella la fascinó siempre la bestia, como recuerdan tantas fábulas y mitologías, y es raro que en el corazón de un apuesto jovenzuelo no anide algo perverso. Nunca lamentó alguno de mis amantes haberlo sido. Ellos y ellas me agradecen haberlos instruido en las refinadas combinaciones de lo horrible y el deseo para causar placer. Conmigo aprendieron que todo es y puede ser erógeno y que, asociada al amor, la función orgánica más vil, incluidas aquellas del bajo vientre, se espiritualiza y ennoblece. La danza de los gerundios que conmigo bailan -eructando, orinando, defecando- los acompaña después como un melancólico recuerdo de los tiempos idos, ese descenso a la mugre (algo que a todos tienta y que tan pocos osan emprender), que hicieron en mi compañía. (...) No soy desdichado ni quiero que me compadezcan. Soy como soy y eso me basta. Saber que otros están peor es un gran consuelo, por supuesto. Es posible que Dios exista, pero eso, a estas alturas de la historia, con todo lo que nos ha pasado ¿tiene alguna importancia? ¿Qué el mundo acaso pudo ser mejor de lo que es? Si, acaso, pero ¿para qué preguntárselo? He sobrevivido y, a pesar de las apariencias, formo parte de la raza humana.
Mírame bien, amor mío. Reconóceme, reconócete.

Elogio a la madastra. Mario Vargas Llosa (Óleo de Francis Bacon)