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Qué susceptibles somos.
Quién quiere ser millonario, una película basada en las peripecias para sobrevivir de un joven muy pobre de la gigantesca ciudad de Mumbai (18 millones de habitantes), desde su misma infancia; y cómo su propia vida es la fuente que le permite conocer las respuestas correctas del concurso “Quien quiere ser millonario”, del mismo que se ve en Colombia. Esta cinta es el espejo de muchos dramas contemporáneos que aquejan a muchas sociedades. El protagonista muestra su capacidad de ver más allá del dinero, su libertad ante una presión tan grande como la del concurso, su honestidad consigo mismo mientras era torturado, el amor y la valentía de asumir un premio que cambiaría el destino a cualquier persona, mil doscientos millones de pesos aproximadamente.
Durante su primer gobierno se llevó a cabo el Combate del Dos de Mayo de 1866
Mariano Ignacio Prado enfrentó el inicio de
El historiador Luis Humberto Delgado Coloma (1908- 1998) en su obra “Guerra entre el Perú y Chile- 1978. De
La fe esta presente en cualquier religión de la que seamos fervientes seguidores, como diría San Agustín; “La fe consiste en creer lo que no vemos, y la recompensa es ver lo que creemos”.
El Patriota es una película del año 2000 protagonizada por Mel Gibson y Heath Ledger y dirigida por Roland Emmerich. La Revolución americana, Benjamin Martin (Mel Gibson) es un veterano de la Guerra de los Siete Años. Benjamin Martin un antiguo héroe de la guerra de Francia e India, ha renunciado a la guerra para siempre, para vivir con su familia en paz. Aunque el antaño astuto, eficiente y feroz soldado, se casa con una guapa mujer que le da siete hijos y, bajo su influencia, cambia su violento pasado por un pacífico futuro en su vasta plantación para pelear contra Gran Bretaña por la independencia, que muchas veces pide un sacrificio, el de entregar la propia vida para sentirnos con solemne libertad y no estar presos ni sometidos a algo.
La vida nos ha permitido conocer grandes hombres, hombres que mostraron parte de su humanidad por causas justas y patriotas, así Tarapacá fue cuna de un gran humano que rompió la cadena de la esclavitud, dando paso a la libertad que hoy respiramos. Ramón Castilla y Marquesado, fue uno de los más grandes presidentes que tuvo el Perú por su mayor obra social, la de abolir el tributo del indio y la esclavitud dando paso a la libertad del hombre por el hombre.
Ramón Castilla nace el 31 de agosto de 1797 y como todo peruano luchó por la causa de la libertad, perteneciendo al ejército libertado, por ello es considerado como patrono del Arma de la Caballería del Ejército Peruano. Participó en la Batalla de Ayacucho en donde cayó herido, desde entonces tuvo una activa participación en la vida política del país.
Como dijo una vez Jorge Basadre; Ramón Castilla es en resumen lo mejor de nuestros primeros cincuenta años, es aquella figura a la que todos llaman taita, el libertador del negro, el redentor del indio, un hombre realmente muy sencillo y del pueblo, y que llego con su nombre muy adentro de las multitudes, Por eso era que al grito de: ¡Viva Castilla! La gente se iba a Matar, y al grito de: ¡Viva Castilla! Se hicieron y deshicieron Revoluciones hasta el mismo dio de su muerte.
Ya en el gobierno que asumió como presidente de Perú, hubo grandes avances en el aspecto económico, pagó la abultada deuda externa con la explotación del guano, en el aspecto social, se abolió la esclavitud de los negros dentro del sistema republicano y finalmente en el aspecto internacional, Perú tuvo un auge continental ya que se desarrolló una política de solidaridad americana.
Carlos Augusto Salaverry escribió: La pluma de la historia dirá un día, Cuando su cetro la verdad recobre:"Fue tan patriota como se podía, Y aunque el oro a sus plantas esparcía; El pueblo le bendijo: Murió pobre."
Ya terminando esta memoria, me quedo con el decreto de Castilla que abolió la esclavitud, suscribiendo en dicho decreto unas palabras que perduran en el tiempo: “Es un deber de justicia restituir al hombre su libertad”. Si somos libres, seámoslo siempre, y si llegara el día en que nos encadenen, la sangre se tendrá que derramar para que otros puedan por fin otra vez respirar.
Cielo abierto, son aquellos poetas que han caído del paraíso, con el único fin de descentralizar la poesía, llevarla a cada rinconcito peruano, para el desarrollo simbólico de las necesidades culturales de la población obteniendo así un consenso para lograr una verdadera transformación social. Cielo Abierto es la revolución de los espíritus para vivir la naturaleza de la paz y la interpretación de la existencia a través del arte.
La libertad está en ser dueño de la vida propia, es no depender de nadie en ninguna ocasión, en subordinar la vida sólo a la propia voluntad y en no hacer caso de la riqueza. ¿Quién es libre en un sistema donde todo gira en base a normas? o acaso la libertad consiste en hacer todo aquello que no esté prohibido por las leyes.
La desesperación de estar en Jordania como agente de la CIA, hace que Roger Ferris, se encuentre en una encrucijada al depender de dos bandos cuyo objetivo es capturar Al-Saleem, uno de los líderes terroristas más buscados del mundo. La doble moral, el peligro y sobre todo la mentira están a la orden del día. ¿Es que mentir resulta algo tan natural?
Montaigne nace en Burdeos el 28 de febrero de 1533, el Francés humanista del renacimiento fue creador del género literario conocido en la época moderna como Ensayo, ensayos que fueron empezados a la edad de 38 años cuando corrían los años de 1571, sus ensayos se caracterizaron por un pesimismo y un escepticismo que influyeron en autores como René Descartes, Jean-Francois Lyotard, Blaise Pascal.
Los ensayos del escritor con tendencias moralistas y filosóficas toma al hombre como punto de partida, y en particular a él mismo como objeto de estudio en su principal trabajo. Montaigne en su labor de ensayista quería mostrarse de forma simple, natural y ordinaria, sin contención ni artificio, pues él era el objeto de su propio libro, mostrarse sin máscaras, develar las cosas en su pura esencia, desnudar a la mentira y transmitir lo más íntimo de su ser.
La mentira fue un tema a tratar dentro de sus ensayos, no obstante, las reflexiones del ensayista francés acerca de “decir mentira” y “mentir están inspiradas en la versión francesa del texto que Pedro Mejía dedica a la mentira y que parte, a su vez, de Gelio.Sin embargo Montaigne realiza una reflexión profunda hallando una vaga diferencia entre la mentira y el acto de mentir en su ensayo titulado precisamente “Des menteurs”
“No falta razón cuando se dice que aquel que no se siente bastante seguro de su memoria no ha de meterse a mentiroso. Si bien que los gramáticos distinguen entre decir mentira y mentir; y dicen que decir mentira es decir cosa falsa mas considerando uno mismo que es verdadera; y que la definición de la palabra mentir en latín, de donde nació nuestro francés, implica ir contra la conciencia y por consiguiente solo atañe a aquellos que hablan contra lo que saben, a los cuales me refiero.”
Montaigne continuó extendiendo y revisando sus Ensayos hasta su muerte que fue en 1592 en el castillo que lleva su nombre, en cuyas vigas del techo hizo grabar sus citas favoritas. El lema, “¿Qué sé yo? o ¿Yo qué sé?”.
“Mentir es afirmar o negar algo al contrario de lo que siente o tiene por verdad; y el que así lo hiciere, no se podrá decir que miente y pasa de esta manera que puede uno afirmar una mentira, pensando que es verdad; y éste tal dice una mentira, pero no miente, porque no hace contra lo que siente y cree.”. Esta reflexión fue de Mejía, Silva de varia lección II al cual Montaigne se excusa haciendo notar la inutilidad de "volver a decir peor lo que otro ha dicho primero mejor".
Pedrito Fuentes, mi hermano, tenía fiebre la noche lúgubre que bañaba de aguacero nuestra pequeña casa. Mamá no conciliaba el sueño, le miraba preocupada tratando de curarle con voz de alivio, pero aún no hallaba ninguna mejora en él. Pedrito se extendía de dolor en la cama ciega, se le nublaban los ojos pero él no lloraba, se comprimía los puños que holgaban flácidos y temerosos, mordiéndose los labios para que no estallen de lamentos. Controlaba el dolor para no quejar, “ya estoy mejor, esto, también pasará” nos decía con aquella voz que parecía perderse. Pedrito Fuentes, mi hermano, sabía que en casa el dinero era precario, que comprar salud era un lujo caro. Nos quedaba conformarnos con la sopa hervida que preparaba mamá Asunta, “toma papito, come la sopa” dábale en la boca el calor de una madre, pero aquella fiebre intermitente no cesaba. Pedrito Fuentes, mi hermano, me decía en las tardes invernales del frío junio, que a la pobreza no se le debe temer, a la pobreza había que hacerle frente, que el hambre muda solo habita en la mente, que de pan no vive el hombre sino de oraciones se llena el alma. La pobreza paupérrima que pasábamos en casa era por culpa del Nublado, aquel moustro escalofriante que nos hacía daño en este sufrimiento que era compartido por las horas del pesar, de la noche que transcurría lenta, tan silenciosa, tan dolor, tan callada.
Mamá Asunta seguía velando con su mirada tristecita a Pedrito Fuentes, mi hermano. Le miraba con aquellos ojos débiles y complacientes tratando de ayudarle, se golpeaba el pecho una y dos veces y al terminar confesó llorando “es mi culpa papito, es mi culpa tu dolor”. Lo más desgraciado de un hijo era ver llorar a su madre y no poder hacer nada y no poder consolarle. Ante su desdicha nombró una vez al Nublado, reprochándose toda culpa y todo dolor ajeno, ya que la fiebre de Pedrito Fuentes, era producto de una riña a muerte que tuvo con aquella larga bestia de hombros como de roca, de la voz gruesa, torpe y vieja de insoportable sonido que hundía sus garras toscas y ensanchadas sobre la piel de cualquiera que le enfrentase, cual bestia sin corazón degollaba a su víctima como si fuese un verdugo que matara sin ninguna pena. Era el nublado y a lo inevitable había que hacerle frente.
Los truenos resonaban en las calles con mayor triunfo, mostrando la lozanía de su eco constante, las gotas de lluvia se estrellaban en el techo de estera, era el Nublado, había llegado a casa. Un trueno resplandeciente iluminaba la gigantes sombra que avanzaba reconociendo cada espacio, dejando su escalofriante silencio de aquel espeso respirar. Se acercaba despacio y muy jadeante como cuando se viene la muerte, tan callando. Desde los rincones de la alejada cocina se escuchaba la furia desbordarte de la larga bestia, todo se empezaba a tumbar, los platos de la alacena comenzaron por caer, las sillas y el resto de la mesa eran batidas por su ardiente cólera, tan solo esperaba un retador, al desafiante Pedrito Fuentes, aquel gallardo soldado de cara pálida, delgados brazos, y años mozos que poco podían hacer contra el Nublado. Mamá Asunta se aferraba al rosario clamando misericordia “es el fin papito, es nuestro fin”. Pedrito Fuentes trató de incorporarse pero la fiebre le había vencido. Todo parecía estar escrito por el Nublado, una noche como tantas del invernal junio, volvería a hundir sus fieros dardos sobre nuestra temerosa piel.
Luego de secar las lágrimas, me incorporé marchando hacia lo desconocido, dejando atrás a mi hermano Pedrito Fuentes y a mi dulce madre Asunta, fallecer, crucé tímidamente por la cocina con mis pasos solitarios, contemplé al Nublado por última vez, a mi padre ebrio que el trabajo le había cambiado. Crucé el umbral del dintel de mi propia sombra, era el fin del Nublado y el comienzo de un nuevo destino. El frío me mordía la piel de mis entrañas tímidas, corazón de niño, la lluvia había cesado, yo era más fuerte, me abría un camino andando, silbando más fuerte que los truenos para no sentirme tan solo en las calles de junio invierno, crucé por fin la puerta de la quinta, la casa de sombra negra. Afuera el farol de la calle me alumbraba el único camino, el de la noche más larga de mi infancia que hoy recuerdo, noche dormitada donde todos sueñan y nadie escucha tus lamentos, horas del pesar que transcurren lentos, tan silenciosos, tan dolor, tan callando.
Escrito por: Abel del Valle