miércoles, 8 de septiembre de 2010

La palabra de un Mudo.


"El escritor no debe transmitir mensajes… el escritor no es un profeta."

Julio Ramón Ribeyro fue y será aquella palabra con cierta dosis de sufrimiento, aquel sufrimiento que utilizaba mientras desbordaba su ansiada pluma, descargando todas sus emociones en un pedazo de papel sin sabor, escribiendo y a la vez creando dimensiones donde solo él y sus personajes podían entrar. Quedará marcado intermitentemente en sus cuentos los momentos gratos y placenteros que hoy recordamos, a los que le  rendimos vasallaje, aquellos cuentos que hacen que se nublen nuestros ojos o nos arrebatan de pronto una chispa de alegría y, al terminar lo leído comprendemos que la lluvia había llegado demasiado tarde.



“En la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida están privados de la palabra, los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia sin sintonía y sin voz.”


Julio Ramón Ribeyro era el sujeto complejo que podía escribir simple, el que podía escribir a mano, sobre un cuaderno, solo y sin ningún decorado especial, con la simpleza de emitir la música de un canto que para su época no se escuchaba, aquella masa que moría de pie y despacio, agonizante sin ningún testimonio que acredite su paso por la vida, sin embargo Ribeyro les dio su propia voz, esa voz que solo deseaba que su país siga mejorando cada día, la voz que se seguirá escuchando en las azoteas y en los viejos recintos donde se pasea el rumor de la vida

“Yo les he restituido este hálito negado y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias.”

Ribeyro fue un gran aficionado a la música clásica, lleno de esperanza, sonriente ante el tabaco, con el principal deber de ser fiel a él mismo, utilizando el lenguaje como un instrumento para la creación de obras bellas que hicieron que el trascienda en su tiempo dejando algunas huellas desconocidas hasta hoy, por las que andamos en un tiempo donde las fuerzas son inmensas y la felicidad es cosa del mañana.


“Yo avanzo, rodeados de insectos, de raíces, de fuerzas de la naturaleza, yo mismo soy una fuerza y avanzo aunque no haya camino, me hago un camino andando.”

0 comentarios:

Publicar un comentario