miércoles, 4 de agosto de 2010

La desesperada muerte diaria

Qué somos si no cerillas ardientes que se consumen a diario.
y de repente, el sueño nos revela el verdadero paisaje,
un paisaje rodeado de abismos, en donde sólo hay una opción... la desesperante caída,
el vértigo del "sin fondo" que al final decubrirá en sonidos: las rocas o las olas.
De repente, nubes con patas remedian lo implacable de la realidad,
algo nos obliga a buscar bancos irreales en donde poder ser parte de una vivencia imaginaria,
sueños que con el tiempo serán de piedra y se llamarán locura
y en la obscuridas podremos revelar los miedos de otra persona intentádolos leer como líneas de la mano,
y al final llegará....
...despertaremos al quemarnos los dedos con el fuego de la cerilla consumida,
volveremos  a la vida como cada día, volveremos al inevitable compromiso con la muerte
otra vez esperaremos con ancias ese momento perfecto por el que vale la pena vivir,
por el que vale la pena morir a diario, pero sin desesperar.

  

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