domingo, 13 de junio de 2010

Pedro Páramo


CALIFICACIÓN 4 ESTRELLAS

Hace ya algunos meses atrás, compré sin alguna recomendación, ni previa divina sugerencia la obra Pedro Páramo. Lentamente, con recelo y un poco de timidez me fui acercando a ella, la tomé entre mis manos y la buena literatura me llevó a un pueblo que va muriendo por sí mismo, nadie lo mata, simplemente va muriendo por sí mismo. En aquellos espacios en blanco, donde todos están muertos, hasta el caritativo lector (Tú). Los días junto a este libro me acercaron cierta complacencia, expectativas y gran admiración, por los rumores que había escuchado de un cuate de la vecindad de México, Juan Rulfo, el que me acompañó en mis viajes ligeros de aquella combi apretada.

“Se trata de una novela en que el personaje central es el pueblo. Hay que notar que algunos críticos toman como personaje central a Pedro Páramo. En realidad es el pueblo. Es un pueblo muerto donde no viven más que ánimas, donde todos los personajes están muertos, e incluso quien narra está muerto. Entonces no hay un límite entre el espacio y el tiempo. Los muertos no tienen tiempo ni espacio. No se mueven en el tiempo ni en el espacio. Entonces así como aparecen, se desvanecen. Y dentro de este confuso mundo, se supone que los únicos que regresan a la tierra (es una creencia muy popular) son las ánimas, las ánimas de aquellos muertos que murieron en pecado. Y como era un pueblo en que casi todos morían en pecado, pues regresaban en su mayor parte. Habitaban nuevamente el pueblo, pero eran ánimas, no eran seres vivos.” Palabras del cuate Juan Rulfo.

Ahora perdonen el atrevimiento de mi retirada, compren el libro y que sus ojos se llenen de agrado, yo mientras tanto me iré a vivir con la gente sencilla.

PD. Para los alérgicos a los libros, también este libro fue llevado al cine de blanco y negro. Mi generosidad hoy es grata y empieza AQUÍ

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