miércoles, 3 de febrero de 2010

Antoine de Saint-Exupéry, un piloto de guerra



El francés neto de Lyon, nace un 29 de junio 1900. Fue aviador y dejó muchos escritos sobre su apasionante profesión como la Tierra de hombres, Vuelo nocturno y Piloto de guerra. Pero su obra maestra aunque comienza con las peripecias de un aviador cuyo aparato ha sufrido un desperfecto en pleno desierto es El principito, una historia de amistad con un personaje diminuto y maravilloso que no sabe nada de números, que ignora el significado de la palabra domesticar y que, cuando se separa de su amigo el aviador para regresar a su remoto asteroide, lleva consigo el dibujo del cordero. El principito hace énfasis en la crítica social y el mundo adulto.

“Hubiera deseado comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Hubiera deseado decir: “había una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo…” Para quienes comprenden de la vida habría sido mucho más cierto. Pues no me gusta que se lea mi libro a la ligera. ¡Me apena tanto relatar estos recuerdos! Hace años que mi amigo se fue con su cordero. Si intento describirlo aquí es para no olvidarlo. Es triste olvidar a un amigo. No todos han tenido in amigo. Y temo transformarme en una de esas personas mayores, que no se interesan más que en las cifras…”

Piloto de Latécoere, «La Línea», como la llamaban comúnmente, precursora de Air France, estuvo años bajo las órdenes de Didier Daurat Grimerrno Bracher, admirado jefe al cual le dedicó una de sus obras, "Tierra de hombres". Como escritor se vio envuelto en el género de autobiografía por sus relatos apasionados como piloto y también incursionó en el género de literatura infantil, dando una visión social del mundo donde uno cree ser grande y se olvida de las pequeñas cosas, donde uno se olvida de que un día fue niño.

Antoine de Saint-Exupéry fue uno de los pioneros de los vuelos postales internacionales, un aviador en los días de la ardiente cólera fría de las guerras absurdas y sin sentido. Durante la Segunda Guerra Mundial escapó a la ciudad de Nueva York, pero volvería poco más tarde para volar junto a las fuerzas aliadas en un escuadrón instalado en el área del Mediterráneo. A la edad de 43 años se encontraba dispuesto a abandonar la aviación, pero su aeronave de reconocimiento, un Lockheed Lightning P-38, se estrelló en el Mar Mediterráneo en lo que fue su última misión. Saint – Exupery murió en 1944, cuando su avión fue abatido durante una misión en la segunda guerra mundial, su última misión que lo llevaría al desierto donde tal vez se volvería a encontrar con su gran amigo, el principito.

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