domingo, 6 de diciembre de 2009

Las tres canciones


La dinámica es la misma elevada a potencias enésimas de masoquismo; ella puede decir que precisa de mí cada noche aún después de estas últimas tres que ambos la hemos pasado de pared en pared fuera de esta ciudad que tan poca comunión nos brinda. El último jueves caminamos por Paris; sí, ese Paris de los mil túneles que no brinda inicios ni finales, como lo nuestro, como lo suyo cuando cada noche, mezclada con los humos de un cigarro en sus últimas y el blues concurrente de nuestra ídola espiritual se acercan sin permiso a pedirme que llevemos lo nuestro a otro nivel de conciencia que no implique la necesidad de, terminado el momento, tener que explicarnos el uno al otro, qué carajos sucedio.

Yo: "hola"
Ella: "HOLA"
Yo: "Como estás?"
Ella: "Bien y tu" (sonríe con ironía mientras aprieta mi cuello con cariño)
Yo: Igual que tu, bailando en mi salsa (sonrío y le muerdo una oreja)

Tres interminables canciones es lo que dura este long-play que capturamos. Tres canciones, mil túneles en Paris, un Paris que conocemos más por imaginación y adaptación que por ubicación geográfica y recomendaciones de nuestras amistades, las peores del mundo para decirnos donde terminar nuestra vida física. La familia, la propiedad privada y el amor está sonando mientras relato todo esto, mientras debo admitir sin querer (es mentira, realmente es queriendo y necesario) que estoy sudando frío y necesito su piel para secar esta combinación frio-caliente de nerviosismo que me está frustrando la madrugada llena de cuadernillos, diapositivas, frases éticas y doctrina barata de un curso universitario que no me causa expectativa alguna para mi futuro profesional incierto.

Tengo la mala costumbre de previo al sueño interrumpirme pensando en muchas cosas, siempre han sido varias, siempre han quedado sin solución y lo peor de todo... siempre terminan por confundirme más que esclarecer mis necesidades básicas de satisfacción. Estas últimas tres horas han sido de repetición tras repetición, las canciones que nos enlazan terminan como empezaron... con el blues añejo de los 60's, con mis escenas repetidas de la última semana, con la básica rutina de recordar, retransmitirme a la escena y si es posible palpar uno a uno cada centímetro del cuadro que logro recuperar. Últimamente ya no huelo a salud, tanto mi garganta como mi estómago están apoyando la hipótesis comunal sobre este último medio año, frustración y muerte; muerte con poco goce, muerte sin dignidad, muerte sin pena ni gloria. Esta falta ha sido recompensada con drogas de otro calibre: el retorno a nuestra música, acumulación de horas caminando, acumulación de mi negativa a despertar, bebida y sudor.

Debo repetirle mañana que debemos fugarnos en unas semanas a un país-ciudad que nos devolverá la mejor época, una época de desconocimiento y mezcla, de respiro lento, placentero y significativo. Ella llevará el abrigo y las sonrisas; yo llevaré un cuaderno de notas nuevo para ver que de buena nueva encontramos en ese lugar, llevaré discos que sin necesidad de preguntar serán los indicados, llevaré en una vieja mochila. Llevaré mis pies y los suyos.

Llevaré mis pies y los suyos... llevaré mis pies y los suyos (la segunda y tercera vez después de escribir esto hace que el espíritu sienta finalmente paz y tranquilidad). Esta vez mi cabeza ha recreado otra fotografía en blanco y negro que ya no es de esta "nostra" época.

"Y retornan las mismas viejas canciones que hoy vuelven a ser nuevas"

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Un cuento con una solida estructura no se derumba ni con el 2012... el cuento posee una narracion absorvente,solo el autor sabe el por que del verdadero signatario y nombre de su titulo artistico... esta tu forma deescribir me hace recordar a cuando yo escribia tres horas frente a la computadora,con un cafe, dubitativo y hasta a veces pecador anacoreta, esencialmente me hace recordar a cuando todavia tenia bajas influencias narrativas - entre uno de ellos Benedetti(Mi maestro)- y escribia casi a tu mismo estilo.... ahora creo que me he perdido en el camino, tengo miles de mascaras, varios estilos, he dejado de escribir un mes, y creo q mi cuerpo ya esta harto de abstinencia... Saludos y buena propuesta la de su blog.

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