domingo, 16 de mayo de 2010

El lado oscuro del amor


Extracto robado de Cumbres Borrascosas:


Bajé y encontré a Heathcliff esperando en el portal a que le mandaran subir. Me siguió en silencio, y le conduje a presencia de los amos, cuyas encendidas mejillas delataban la reciente discusión. La señora se ruborizó más aún, corrió hacia Heathcliff, le cogió las manos, e hizo que Linton y él se las estrechasen a regañadientes. A la luz de la lumbre y de las bujías, me asombró más aún la transformación de Heathcliff.

Se había convertido en un hombre, alto, atlético y bien constituido. Mi amo parecía un mozalbete a su lado. Viendo su erguido continente, se pensaba que debía haber servido en el ejército. Su semblante mostraba una expresión más firme y resuelta que el señor Linton, dejaba transparentar inteligencia y no conservaba huella alguna de su antigua inferioridad. En sus cejas fruncidas y en el negro fulgor de sus ojos persistía su natural fiereza, pero refrenada. Sus modales eran dignos y sobrios, aunque no graciosos. Mi amo quedó, al notar todo aquello, tan estupefacto como yo misma. Estuvo un momento indeciso, sin saber cómo dirigirse a él. Heathcliff dejó caer la mano y esperó hasta que Linton optó por hablarle.

-Siéntese -dijo, al fin-. Mi mujer, recordando los viejos tiempos, me ha pedido que le reciba con cordialidad.

No hay que decir que cuanto a ella le satisface, me complace a mí.

-Lo mismo digo -repuso Heathcliff-. Estaré con mucho gusto aquí una o dos horas.

Catalina no le quitaba la vista de encima, como si temiese que se desvaneciera- cuando dejara de contemplarle. Heathcliff sólo la miraba de vez en cuando y en sus ojos se pintaba el placer que le producía el volver a ver a su amiga. Estaban tan satisfechos, que ni siquiera les quedaba lugar para sentirse turbados.

El señor Linton, al contrario, palidecía cada vez mas, y su enojo llegó al extremo cuando su mujer se puso en pie, cruzó la habitación, cogió las manos de Heathcliff y comenzó a reír.

-Mañana pensaré haber soñado -exclamó-. Me parecerá imposible haberte visto, tocado y oído otra vez.

Ni te merecías esta acogida, Heathcliff. ¡En tres años de ausencia, nunca te has acordado de mí!

-Más de lo que tú hayas pensado en mí, Catalina. Hace poco supe de tu matrimonio, y entonces, Mientras esperaba abajo, sólo tenía un pensamiento: verte, contemplar tu mirada de sorpresa y de acaso fingido placer, arreglar las cuentas que tengo pendientes con Hindley y quitarme de en medio por mis propias manos. La manera que has tenido de recibirme ha disipado estas ideas en mi, pero procura no recibirme la próxima vez de otro modo. Mas no... Creo que no me despedirás otra vez. ¿Te disgustó mi ausencia realmente? Había motivos. Desde que me separé de ti he vivido tristemente. Perdóname... ¡Todo lo he hecho por ti!
¿Qué hubiese pasado si Romeo o Julieta hubiesen decidido ser más fieles a sus familias que a su amor? No tendríamos un final feliz, no habría sido sólo una historia de amor. También hubiese sido una historia de rencor.

Emily Bronte escribió Cumbres Borrascas y todo en su época pareció cambiar. El libro fue prohibido por su alto contenido de realidad y de crudeza, es que el amor no puede tener sólo un rostro y, si así fuese, cuán aburrido sería.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me atrapó la foto!de quien es?

Teresa

Publicar un comentario