sábado, 3 de octubre de 2009

El mundo es ancho y ajeno

Extracto robado de El mundo es ancho y ajeno.

- ¿Por qué fumas? Sabiendo que me provoca y no puedo fumar con esta tos... caj... caj ¡Qué desgraciada soy!

Bismarck arrojó el cigarrillo. Cuando Melba se levantó, después de mucho rato, había dejado de llorar pero dijo que se sentía más cansada aún. No había otra solución que montar si quería llegar al tambo. Arriba, un crepúsculo de invierno, oscuro y sin belleza, se delineo en el cielo.

Melba volvió la cara preguntando:
-¿Alcanzaremos a llegar?

Interrumpió la frase con un grito. Después dijo, aunque ya Bismarck miraba hacia atrás:
- Mira, mira ¿quiénes son ésos? Tienen carabina....

Recién se daba cuenta de la presencia de sus seguidores. Estaban muy lejos, pero se podía notar que portaban carabinas.

- Deben ser caporales- respondió Bismack dando y dándose valor.

Es lo que creyeron a fin de cuentas. Los hombres armados torcieron camino para perderse tras una falda. Ya llegaba la noche y aumentaba el viento y Melba tosía de veras. Se cruzaban las sendas y a la distancia sólo perduraba la quebrada línea roja del horizonte.

- Ya no llegaremos al tambo.
- ¿Qué haremos Bismarck?
- Por aquí hay unas cuevas...
- ¡Por qué, por qué seré tan desgraciada!
Ciro Alegría fue uno de los precursores del indigenismo, por lo que se encomendó así mismo la tarea de rescatar las historias de los indígenas desde una perspectiva mas épica. Bajo su pluma la realidad andina ya no sería superficialmente.

Los perros hambrientos, La serpiente de oro son también grandes novelas de Alegría en las que los personajes son narrados para una Lima y un Perú que los había estado desplazando por tanto tiempo.

Ciro Alegría es para viajar
sin ni siquiera moverse.

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