viernes, 14 de agosto de 2009

El verdadero sueño

Extracto de "El sueño del pongo"

Pero una tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ése, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía un poco espantado.

Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte - dijo.

El patrón no oyó lo que oía.

¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro? - preguntó.

Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte - repitió el pongo.

Habla... si puedes - contestó el hacendado.

Padre mío, señor mío, corazón mío - empezó a hablar el hombrecito -. Soñé anoche que habíamos muerto los dos juntos; juntos habíamos muerto.

¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio - le dijo el gran patrón.

Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos. Los dos juntos; desnudos ante nuestro gran Padre San Francisco.

¿Y después? ¡Habla! - ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.

Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran Padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí nos examinaba, pensando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.

¿Y tú?

No puedo saber cómo estuve, gran señor. Yo no puedo saber lo que valgo.

Bueno, sigue contando...
----------------
El sueño del pongo o Ponogoq mosqoyin (en runasimi) es un cuento de José María Arguedas que muestra con la cruda realidad del indio o hombre andino que vivió a comienzos del siglo XX, y que, al parecer, aun dejamos que subsista.
----------------
Arguedas murió tratando de hacer cumplir este sueño, este verdadero sueño.

El cuento completo aquí.

0 comentarios:

Publicar un comentario