jueves, 23 de abril de 2009

Fragmentos de mi vida.

Hoy empiezo esta serie de pensamientos de las percepciones que he tenido en mi corta existencia. A través de ellas se sentirán mis ideas libres. No sé como denominar este tipo de escritos, tal vez simplemente reflexiones, claro, si es que llego a ese nivel del pensamiento humano, lo que si debo advertir, es que pudiesen quedar algunos vacíos, los cuales serán llenados con el tiempo o con otros escritos que ustedes mismos redactarán con sus propias vidas.

El curioso amar y tolerar. ¿Por amor?

Seguro estoy de no saber aún que es el ser humano y también lo estoy que, aún antes de partir, no lo terminaré de entender. La existencia de un solo humano es tan única que ni yo mismo me he terminado de descubrir; ¿será por mi libertad?, pues sinceramente yo he pensado que mi libertad me redefine a cada instante, incluso al pronunciar una misma palabra, no es la misma de hace un instante. Cada acto de mi vida va forjando mi destino y de pronto, cuando la atmósfera es como la del interior de una tumba, en ese instante que cae la primera gota de lluvia y donde se humedece mi ser de necesidad, en ese momento que un conjuro extraño se apodera de mi ser, es el momento en el que aparece un nuevo amor.

Generalmente pienso que el mundo está plagado de mentiras en el campo del enamoramiento, he escuchado innumerables veces, que lo más importante es enamorarse de la personalidad de un ser humano, pues esa constituye su esencia y es ella la que le hace una guerra sin tregua al tiempo, es ella también quien mantiene la magia de cada instante que te puede dar un ser humano. Sin embargo, es imposible en un instante observar el conjunto de atributos, físicos y materiales, que nos hacen enamorar de una mujer. Por lo general observamos algo físico, al menos yo me confieso de ese tipo de humanos, luego de ello recién buscamos alguna cualidad de su personalidad que complemente sus delineados, o no tanto, atributos del placer o alguna vez del pecado.

Luego de conocer a esa persona, por lo general muy poco, sientes como el amor pone el filo de su espada en tu garganta, como es que te apunta el pelotón de fusilamiento del desamor, y que uno a uno van jalando del gatillo si es que no te apresuras a enamorar a esa mujer. Debo confesar a esta altura que, todo lo descrito hasta ahora, no es más que la síntesis de un sin número de experiencias que he tenido en los últimos días, meses, tal vez años, tanto personales e impersonales. Pero retomemos el hilo conductor, una vez que la enamoras ya no eres tú, ya no es ella, son los dos. Entonces la magia se prolonga un día o un mes o una vida, realmente no termino de descifrar que se debe hacer o no hacer, para que un romance sea corto o largo, aunque tal vez tenga más valor la cumbre de felicidad que puedas sentir en un instante, que la prolongada felicidad que se presente de vez en mes o aquella que se va perdiendo con el paso de los años, es tanta la posibilidad que admitiré la existencia de la felicidad perpetua y duradera. ¿Y que es ser feliz en un romance?, para uno estar junto al otro, para otro que lo admiren, para otro admirar al otro, para uno que el otro tenga siempre la respuesta que quería escuchar, para otro una respuesta que difícilmente podía imaginar, para unos basta un abrazo y un beso, para otros una vespertina serenata; los motivos son tantos como arenas en el mar, pero como esas arenas, todas comparten un mismo patrón, en la arena será su composición química, su color, su forma, etc. En los romances los motivos tienen de común denominador, al menos en los que he podido percibir, el hecho que la felicidad se forma de una fusión humana, es decir de complementar lo mejor de ti y lo mejor de mi, o tal vez lo peor de ti que para el otro sea lo mejor, pero es la unión de dos conductas que junto al contexto activan en nuestra mente la combinación de la llave denominada felicidad.

Ahora, como todos sabemos estos momentos felices son eso, momentos, porque luego empiezas a observar la espalda personal llena de defectos del otro ser, esa que sólo a ti te tocó descubrir, puedes entonces tomar dos caminos, aceptar esos defectos y amar a la otra persona en su condición humana, o simplemente enamorarte incluso de sus defectos, aunque esta última opción nunca la he podido observar ni escuchar. Es este instante, cuando descubres el ying y el yang del otro, cuando tu amor tiene su más dura prueba, es aquel momento el que debes decidir seguir o frenar, si frenas iniciarás nuevamente otro proceso, pero si eliges seguir tendrás una condena de amor, la de aprender a ser feliz e infeliz, o comprensible e incomprensible, la de amar y al mismo tiempo no amar. Hasta ahora pienso, que el ser humano está sentenciado al amor de otro ser humano tan imperfecto como él mismo, es decir amar una parte del otro ser y tolerar la parte que no le gusta del mismo ser. ¿Todo por amor?

(Jomabole)

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