viernes, 9 de enero de 2009

Miserable olvido humano.


Camino de a dos arrastrando mi pasado, desgarrado los libretos.
Cuando el aire no me pertenece, maldigo el desastre que me agobia.
Conjunto de amarguras en un vaso de agua salada.

Detrás de una pérdida me precede una desgracia espeluznante,
que sacude los dardos, que humilla los sentidos, atmósfera tenue
oscura, muy oscura, que no se puede palpar.
Miren aquel hombre, esta triste, han matado su sonrisa.


Entumecidos los nervios, el dolor duerme y no se siente.
La fugaz burla que se extiende, gemidos que se jactan a oscuras.
Nadie sabe el porqué de su silencio y, la risa dice callada,
Miren aquel hombre, esta triste, han matado su sonrisa.


El delirio que se despoja del vientre de una madre,
pérdida tras derrota le obligaron a morder su melancolía.
Usufructo, goce por la desdicha, el honor entre aplausos,
la dignidad hecha escombros de un vestido de desprecio humano
como pan de agua salada que no endulza la vida.
Miren aquel hombre, esta triste, han matado su sonrisa.


La madre angustiada, replica afligida
"que te han hecho, hijo mío"
Y yo sórdido, temeroso a mi respuesta le dije:
Estoy triste, espacio en blanco; han matado a mi sonrisa,
La han matado y duele, es oscura, duele mucho
espacio en blanco.

Cantado por : Abel del Valle.

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